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sábado, 16 de junio de 2007

Al Costado del Camino

El paso del Barón Visa fue tan fugaz por las Islas Canarias que solo tuvo tiempo de beber un vino y comer unas tapas antes de embarcar en el avión que lo llevaría con destino a su ciudad adoptiva, Angra dos Reis. Cuando llego al aeropuerto de la ciudad de Rio de Janeiro ya estaba un fiel lacayo dispuesto a llevarle su equipaje como era costumbre.

Al salir del aeropuerto sintió el calor agobiante de la ciudad y la necesidad de mojar su garganta con un buen vino blanco, a pesar de haber ingerido una muy buena cantidad a bordo del avión, para que el viaje le resultase más placentero. La azafata una mujer entrada en años y carnes, clara muestra de la decadencia de las aerolíneas, se esforzaba para mantener siempre llena la copa del Barón durante el vuelo, pero igualmente sintió la falta de un buen vino, ante ese calor sofocante.

El chofer en apariencia no tenia apuro ya que iba por la ruta tan despacio que daba hasta para escuchar el canto de los pájaros, demoraron en llegar a la ciudad mas de tres horas, cuando llegaron eran casi las cuatro de la tarde, y a esta altura el Barón estaba realmente sediento, pero esta vez no de vino sino de sangre, quería poder explotar el cerebro del conductor, cuando detuvo el automóvil bajo un sol infernal y el Barón debió descender en medio de ese sol agobiante; porque el imbécil no fue capaz de estacionar a la sombra o por lo menos acompañar con una sombrilla al Barón hasta la entrada de su residencia.

Apenas atravesó la puerta una mulata llego para recibirlo, sin saludarla siquiera le ordeno que pagase al chofer y lo despidiera, mientras seguía su camino hacia el baño. Dejo toda su ropa tirada en el piso y entro bajo la ducha, a pesar del ruido que hacia el agua pudo escuchar que alguien estaba dentro del baño, cuando abrió la puerta de la ducha vio que era la mulata que estaba juntando la ropa que él había dejado tirada por el suelo, sin mediar palabra la comenzó a abofetear, la mujer comenzó a chillar como un animal en cuanto el Barón descargaba sus golpes, fue entonces cuando vio el cinto que había estado usando hasta llegar a su casa, e inicio la sesión de castigo sobre la mujer con él.

La castigo hasta que quedo exhausto. Cuando salió del baño, se dirigió a la sala, donde se sirvió un whisky.
Se sentó en su sofá y se quedo pensando en cuanto le hubiera gustado hacer lo mismo con el chofer, pero bueno el chofer había sido despedido sin su castigo así que era ella quien lo había reemplazado.
La mujer salió del baño toda maltrecha, pero alcanzo a ver que el vaso del Barón estaba vacío, y se apuro a llenarlo, porque sabia que de no hacerlo, el barón la castigaría realmente, luego de llenar su vaso le pidió disculpas por disturbarlo de sus pensamientos y se retiro.
Se encontraba en la sala cuando escucho que la campanilla de la puerta sonaba, luego entro la criada en la sala anunciando que la Condesa estaba esperando a ser recibida por él. Fue en ese momento que supo lo
que iba a hacer con ella, se dirigió a la otra sala y luego de saludarla le ordeno a la criada que cargase en el porta equipaje del auto de la Condesa una manta, hielo, un vaso y una botella de su whisky preferido. Cuando todo estuvo dispuesto le pidió que lo acompañara, salieron de la casa y se dirigieron al automóvil de la Condesa, el Barón le indico que dirigiera hasta su casa de campo, que tenia una sorpresa para ella, contenta la Condesa tomo el camino hacia los campos del Barón.
Cuando iban en el camino hacia a la casa el Barón le pidió que se desviara por un camino lateral de tierra que conducía hacia las plantaciones y que era usado por sus esclavos para volver luego de la jornada de trabajo hacia sus barracas.
Cuando llegaron a una pequeña arboleda que había al costado del camino, el Barón le pidió que detuviese el automóvil, seductoramente le pidió que lo acompañase y ambos se dirigieron hacia los arboles, sabia que no era un hombre común en materia de sexo y eso la tenia muy excitada, a medida que se acercaba al Barón, la excitación iba aumentando dentro de ella, la idea de tener relaciones sexuales con el Barón en contacto con la naturaleza, salía de lo común y no podía disimular su satisfacción de poder tener para si misma un hombre que había codiciado desde hacia tanto tiempo, al fin todos sus juegos y artimañas habían dado resultado, no cabia dentro de sí de tanta alegría y su cara lo expresaba.

A medida que ella se iba acercando, el Barón no podía contener su regocijo, al verla acercarse tan mansa y dulcemente hacia él. Estaba cansado de las persecuciones a que esta mujer lo tenia sometido, sabia que en su ausencia se había encargado de decir a todo aquel que quisiera escucharla que el Barón era el hombre de su vida y que estaba loco por ella, cuando en realidad no pasaba de un trato social al que la educación del Barón le imponía. Sabia perfectamente que cualquier cosa que este le pidiese ella lo haría, así que no dudo en pedirle que se desnude.
Mientras ella se desnudaba extrajo del bolsillo de su pantalón una cuerda y un pañuelo negro, con el pañuelo le vendo los ojos y con la cuerda le ato las manos a la espalda, suavemente le pidió que se acostara sobre la hierba y en un papel que extrajo de su bolsillo con su pluma escribió:

"Quiero que disfruten de mi cuerpo con placer y sin culpa"

Dejo el papel junto al cuerpo desnudo de la Condesa, cruzó al otro lado del camino, saco el whisky, se sirvió una generosa medida y se sentó a esperar que los esclavos volviesen de las plantaciones.




FIN
Alberto OTERO - Registro de la Propiedad Intelectual 00072597 - Hecho el Deposito que marca la Ley. ©2002 - 2005 Todos los derechos reservados.Prohibida su reproducción sin expresa autorización del autor.

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